Hoy en la oficina he sentido un poco de náusea. Son las 10am y tengo hambre. Voy a preparar un té.
Pues el té no me ha aliviado el hambre.
Son las 2 de la tarde, una buena golosina: chepitas.
Esa es la gracia del intermittent fasting, ayunar por 16 horas y luego comer lo normal, con postre incluido. Vamos a ver que resulta.
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